
En silencio, pero con un profundo alcance político, un movimiento inesperado comenzó a tomar forma en Estados Unidos. Hace tres meses, el exalto oficial de la CIA Gary Berntsen advirtió públicamente al presidente Donald Trump que el Departamento de Justicia estaba a punto de cometer un error histórico: sentenciar por narcotráfico a Hugo “El Pollo” Carvajal sin aprovechar la información que el exjefe de inteligencia venezolano estaría dispuesto a revelar.
Berntsen —quien lideró operaciones de la CIA durante la guerra contra Al Qaeda— aseguró que Carvajal posee datos explosivos sobre tres frentes sensibles para la seguridad nacional de Estados Unidos:
La presunta injerencia extranjera en las elecciones estadounidenses de 2020. La penetración del Tren de Aragua y el Cartel de los Soles dentro del territorio y la política norteamericana. La red de cooperación entre Irán y Venezuela, una alianza que, según el exagente, podría estar vinculada a la preparación de un ataque de gran escala contra intereses estadounidenses.
Sus advertencias no fueron ignoradas. La Corte del Distrito Sur de Nueva York decidió aplazar la sentencia de Carvajal para enero, alegando solicitudes de la defensa y nuevas evaluaciones internas.
Pero la verdadera sorpresa llegó ayer.
Durante una comunicación enviada a las autoridades, Carvajal confirmó su disposición a hablar y colaborar con el Gobierno estadounidense a cambio de una reducción de condena. Y lo que promete contar coincide, punto por punto, con lo insinuado por Berntsen.

En otras palabras:
Carvajal acaba de colocar al régimen de Nicolás Maduro en la línea directa del presidente Trump, ofreciendo información que, de ser confirmada, podría interpretarse como un Casus Belli—una justificación formal para acciones legales o incluso militares.
? Por qué este giro es crucial
Los dos documentos —la carta de Berntsen y la respuesta implícita de Carvajal— podrían convertirse en piezas clave en una nueva etapa de presión internacional sobre Venezuela. El exjefe de la inteligencia militar chavista no solo conoce los secretos del aparato político venezolano; también habría sido testigo directo de operaciones que comprometerían a altos funcionarios en delitos transnacionales.
Si Carvajal entrega información verificable, Estados Unidos podría:
Reactivar investigaciones congeladas. Promover cargos de mayor impacto contra figuras del régimen. Aumentar la presión diplomática y judicial sobre Maduro y su círculo. Reconfigurar su política externa hacia Venezuela bajo una nueva narrativa de seguridad nacional.
La pregunta no es si “El Pollo” hablará.
La pregunta es qué está dispuesto a entregar y hasta dónde llegará Estados Unidos con lo que reciba.
Este capítulo apenas comienza, pero sus efectos podrían sentirse mucho más allá de las cortes de Nueva York: podrían definir el próximo escenario político de Venezuela.
